Pocas acciones de nuestras fuerzas militares han cobrado tanto protagonismo ante la comunidad internacional, como el reciente operativo del primero de marzo donde se dio de baja al número dos del secretariado de las FARC (Fuerzas Revolucionarias de Colombia), ‘Raúl Reyes’. Después del escándalo de los falsos positivos, la incursión de Marilú Torres en las capacitaciones de los altos mandos militares del país, el golpe propinado a la agrupación guerrillera que nos tiene en conflicto desde hace más de 40 años, se constituye en una victoria histórica para todos los colombianos.
Eso, en la medida que fue un golpe certero al corazón de las FARC, sin embargo lo que destaca el evento fue que para lograrlo no sólo se violó la soberanía del territorio ecuatoriano sino que, se emplearon las mismas artimañas de dicho grupo insurgente, o al menos eso es lo que señaló Rafael Correa al denunciar que algunos de los hombres de Reyes estaban con la pijama puesta; es decir, estaban en estado de indefensión pues se encontraban realizando lo propio de esas horas de la madrugada en que ocurrieron los hechos. Tal como ellos –las FARC- han hecho para violentar y plagiar a la sociedad civil en innumerables ocasiones.
Luego, la satisfacción por la caída del líder guerrillero tampoco me es indiferente. Y cómo no, si desangrada, con las venas abiertas se encuentra nuestra Colombia clamando paz, qué ya se volvió costumbre las marchas y las camisetas, sí, pero si las movilizaciones de masas son tan multitudinarias son por algo. El sentir nacional frente a estas circunstancias ya no da para más. La barbarie es algo que de nuestra historia patria tiene que desaparecer.
En este sentido, encuentro justificable la persecución al frente que comandaba Reyes, el operativo en una tierra ajena, porque si no es así entonces cómo más proceder para salvaguardar el derecho de vivir en paz. Ahora, eso no quiere decir que será válido cometer este tipo de excesos con una soberanía que no nos pertenece, pues bien sabido es que la vía diplomática siempre será el mejor camino para evitar este tipo de agravios. Empero, de haber sido así, por el derecho, comunicando a las autoridades ecuatorianas de la estrategia militar que se iba a cumplir, me surge un interrogante, los resultados habrían sido igual de exitosos. Con eso de que en el computador portátil incautado se encontró información que sugiere una vinculación del gobierno de Correa, aparentemente todo puede ser posible. Ya las respectivas investigaciones darán luz sobre este asunto.
Por lo que sigue, es sorprendente la capacidad de perdón y olvido de algunos mandatarios. Como si se tratara de una pelea de novios ante la prensa figuraron las incendiarias declaraciones de Chávez, Uribe y Correa, todos contra todos; por más de una semana no se habló de otra cosa en el país ni se esperó con tanto interés "Aló presidente" como en ese entonces para que luego, en torno de la cumbre presidencial de Santo Domingo como tres amigos se hicieran promesas de ‘nunca cambies’ y se diera comienzo al fin de la crisis. Efectivamente, las cosas no podían llegar más lejos de ese contrapunteo verbal porque de ser así no sólo dificultades pasarían los inmigrantes colombianos que habitan en Ecuador y Venezuela, y viceversa; tampoco quienes viven en el límite de las fronteras de los tres países sino aquí todos estaríamos perjudicados, pues nuestra economía de hecho, se vendría al piso. Lo cierto es que este espectáculo tan bochornoso, no hay otra manera de denominarlo, ojala no tenga ni segundas partes ni de para hacer de él una saga, ya es suficiente con que seamos condenados por nuestros hermanos latinoamericanos, que bien saben juzgar mirando la paja en el ojo ajeno, ante la lamentable muerte, para Chávez especialmente, de uno de los hombres que más daño le ha hecho a Colombia en estas décadas.
1 comentario:
que bueno que esta realidad sea mostrada de una forma en que los colombianos la viven pero que nadie la quiere expresar. este articulo es muy bueno e interesante.
ojala como colombianos que somos sigamos buscando el cambio por lo menos a traves de letras...
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